sábado, 29 de diciembre de 2007

Cuento de Navidad: lady Sybelle


Voy poniendo los cuentos navideños, comenzando con el de nuestra querida Sybelle y su visión de una fiesta de Navidad contada al terapeuta de la Princesa Troyana, Kassandra (¿de qué me sonará e
l nombre?).




Campos Elíseos, 6 de diciembre

Querido doctor, ¿en serio cree que es necesario que me tumbe aquí? Verá es que no estoy muy acostumbrada yo a estos divanes y no sé muy bien… ¿De verdad ayudan a relajarse? Bueno, en ese caso lo intentaré. Verá, no he venido por placer, pero es que estas navidades que se suponían maravillosas me están costando la salud y ya no sé qué hacer. No sé si se lo he dicho, pero vengo de parte de Cassandra de Troya que me ha comentado que a ella le ha hecho mucho bien esto de venir y desahogarse aquí con usted y esas cosas, que así se quita estrés de encima y no tiene ganas de matar a Aquiles con sus premociones. No sé preocupe que yo premoniciones y eso no tengo, si acaso problemas en el tren de aterrizaje, pero eso ya se lo contaré.

Veamos, ¿por donde empiezo? Bueno sí, mi idea esta Navidad era celebrarla con toda mi gente, amigos, conocidos y más que amigos, pero lo cierto es que no sé si será posible. Con solo mencionar el tema, Lucius, mi chico, se ha puesto hecho una furia. ¡Ay, ahora que me acuerdo! No sé si me he presentado, mi nombre es Sybelle, en cuanto a mi apellido, ha ido variando, sin embargo, en vistas de que aún sigo casada supongo que continúa siendo Lioncourt. Soy una vampiro de las de antes, pero no se asuste, de verdad, no se vaya que no soy tan peligrosa. Aunque no siempre he sido así, no me refiero a aquello de que una vez fui mortal, algo más que obvio, sino a que no siempre me alimenté de sangre. Así que no suponga que soy una desalmada nada más conocerme porque, como ve, tengo una pinta la mar de dulce ¿o no?

Continúo, que sino luego me pierdo y empiezo a divagar, veamos. Pues eso, que yo quería celebrar las navidades con mis amigos, lo que implica invitar a otros vampiros como yo, a bastantes espíritus, algún que otro jedi y bastante gente de la Tierra Media, algún que otro brujo y mortífago, bueno, y lo cierto es que también tendré que invitar a algún que otro Juez del Hades y Caballeros del Zodiaco, vamos que mi casa va a parecer un zoológico, pero no es eso lo que me preocupa doctor. Resulta que muchos de los invitados no se pueden ver entre ellos, pero eso no es lo peor, ¡es que Lucius no puede ver a la mayoría! Verá, como ya le he dicho una es una vampiro y quiera que no, eso influye, así que pues con muchos de ellos tuve un affaire en el pasado, pero no se escandalice, que aunque no lo aparezca tengo unos cuantos añitos de más.

El principal problema surgió cuando se lo comenté a Lucius mientras preparaba la lista de invitados. Él estaba intentando adornar el árbol de Navidad a la manera muggle ya que le dije que, por una vez en su vida, dejara la varita en paz. Así que, conociéndole, se puede usted imaginar la estampa. Cuando me volví para ver qué tal lo llevaba, un poco más y me caigo de risa de la silla. La verdad es que el árbol adornado no estaba, pero no puedo decir lo mismo de él. Tenía enredado por todo el cuerpo y el cabellos las lucecitas del árbol, que encima, como estaban conectadas, parpadeaban al ritmo de Jingle Bells, a sus pies un montón de muñequitos con pinta agresiva no le dejaban moverse porque estaba descalzo y se pinchaba, vamos… ¡toda una estampa navideña, doctor! Llorando todavía de la risa, me acerqué a mi chico que me miraba con cara de bulldog y lo “liberé” mientras maldecía a los muggles y a las lucecitas de navidad.

Cuando estuvo sentado y descansado, me ignoró y lo colocó todo con magia. Tengo que reconocer que la casa ha quedado divina, pero parece que se pierde un poco el espíritu navideño y esas cosas. Pero sigo, una vez se sentó, volví a la carga:

- Lucius, cariño, estas Navidades voy a invitar a todos mis amigos –le dije un poco melosa- ¿quieres que invitemos a alguien por tu parte?

- Pensaba que las pasaríamos solitos, en familia, con mi pequeño Draco –me dijo con tono de superioridad.

- Bueno, eso es lo que pensabas, pero hace tiempo que no sé de alguna gente y quiero pasar al menos un día con ellos, ¡y qué mejor fecha que Navidad!

Se levantó mirándome con cara de verdadero fastidio y contemplando su obra de arte navideño. Parecía estar valorando todas las variantes de la ecuación más complicada jamás pensada mientras se paseaba por la habitación.

- Está bien –concedió- si es importante para ti, no hay problema. Eso sí –me dijo con un dedo en alto- invitaremos también a mis mortífagos y a mi Amo.

Esta vez la cara de fastidió fue mía, mientras una sonrisa iluminaba su rostro al hablar de “su amo”. Tengo que reconocer que ya estoy más que cansada de tanto mortífago y del dichoso Amo. Al principio era muy divertido que tu chico fuese el malo, pero cuando el dichoso señor oscuro se mete hasta en la sopa o te tira los tejos, pues deja de serlo.

- Vale. Dime quien quieres que venga para que les envíe una invitación.

- Pues –se puso a contar con los dedos mientras murmuraba- sí, veamos: el Amo, mi cuñada Bellatrix, Dolohov, Zabini, Crabble, Goyle, Barty, Lestrange,... ¡ah, se me olvidaba!

- ¿No pretenderás que invite a Narcisa? –le advertí levantando una ceja incrédula.

- Bueno, a Draco le vendrá bien verla ¿no te parece?

- Pero… -intenté protestar.

- Pero nada, ¡si sabes que solo te quiero a ti! Además, seguro que vendrá acompañada de su cubano macizón…

- Está bien, y Narcisa.

Me dirigí hacia la mesa para comenzar mi lista que iba a ser, cuanto menos, el doble de la suya.

- Oye, ¿y tú a quién vas a invitar?

- Pues…nada, a unos amiguetes y poco más –como supiese a quienes ya se armó el belén… y sin necesidad de magia ni nada.

- Ya, pero ¿quién? –inquirió acercándose a mi lista- veamos.

Cuanto más leía su cara cada vez se iba poniendo más roja, luego azul y al final creo que verde… hasta que estalló, doctor. Y la verdad sea dicha, es que no creo que sea para tanto. Verá, le comento, solo he invitado a unos amigos. Unos cuantos vampiros: Lesti, (mi aún marido) Pando, Marco, Louis, Armando, David; a unos cuantos jedis: Obi Wan, Ani, (aunque creo que sigue con la mala costumbre de llevar un casco negro y hacerse llamar Darth Vader mientras habla como un asmático), Windu y Yoda (no pude dejarle atrás, pues sé que adora a mi amiga Andro); unos cuantos espíritus: Andrómaca, Héctor, Maximo Decimus Meridius, Ulises y su esposa Pe, Circe, Paris y Helena, etc; a unos cuantos conocidos de la Tierra Media: Aragorn y Arwen, Faramir y Eowyn, Gandalf y Pippin, Gollum Eomer, Boromir, Elrond, Légolas y mi querido Haldir; a unos cuantos superhéroes: Blade, Lobezno, Batman; unos cuentos demonios: Kagura y Sesshomaru….

Sí reconozco que es mucha gente pero en mi descargo, tengo que decir, que son muchos a los que he conocido a lo largo de mis años inmortales.

¡Uy, doctor, pero mire qué hora es! En fin, tengo que dejarle, volveré a la próxima visita, parece que sí que funciona. Claro, que espero que todo se solucione.

Campos Elíseos, 13 de diciembre

Bueno doctor, aquí estoy de nuevo. Tengo que reconocer que estaba deseando verle porque…. ¡pero qué hace doctor! He dicho verle como paciente, no que se lance sobre mí. Será mejor que me busque un nuevo terapeuta…

Está bien, está bien, me quedaré pero, por su bien, espero que esto no se vuelva a repetir. Veamos, estos días han sido de lo más agotadores. Parece que Lucius al fin ha aceptado que mi gente va a venir sí o sí, y ya hemos enviado las invitaciones. Eso sí, he tenido que alquilar una bandada de lechuzas porque no se fía del correo tradicional, así que se puede imaginar la locura. La verdad es que casi todos han aceptado la invitación, así que estoy encantada de la vida.

Por ahora Lucius no se ha enfadado mucho, pero no para de refunfuñar todo el día cosas como “un avada kedavra le lanzaba yo” y similares, pero vamos, que por aquí encantados.

Ayer fuimos a recoger a Draco que había llegado de Hogwarts para pasar las navidades con nosotros. ¡Hay que ver como ha crecido el niño en el poco tiempo que no le he visto! Pero ya viene con las intenciones claras y es como su padre, cuando se obsesiona con algo, no para. Así que está todo el rato hablando de un tal Potty, y claro, yo no sé, pero debe ser que tiene las hormonas revolucionadas y esas cosas, porque cuando se habla mucho de alguien, ya se sabe… está un poco confundido. Además, ya le he tenido que reñir dos veces, porque no para de asomarse al jardín para intentar ver a Troya, la hija de mi amiga Pandora, que es más o menos de su edad. Está enamorado platónicamente de ella, pero a la vez la odia por ser una muggle ¡es tan adorable! Le he comentado si quería que viniera el tal Potty a la fiesta para que no se sintiera solo, pero me ha dicho que no, que ya tenía planes para la fiesta, mientras se frotaba las manos. En fin, no sé que planeará.

Bueno doctor, hoy le dejo antes. Resulta que a semana ha sido tranquila y ya han empezado a llegar los invitados. Perdona que no le atienda más, pero no quiero que Ani me aterrice la Estrella de la Muerte en plano jardín estropeándome los rosales, o que Gandalf deje las águilas por ahí sin cuidado alguno y le piquen a alguien en un ojo… que no quiero pleitos.

Campos Elíseos, 21 de diciembre.

¡Hola doctor! Hoy verdaderamente necesito hablar con usted. Creo que quizá tenga que dedicarme tiempo extra y todo. Desde que han llegado todos los invitados parece que no doy abasto. Mi palacete es bien grande, pero no tanto como para que los invitados no se vean entre ellos.

Ayer mismamente tuve que lidiar en una pelea entre Aragorn, Lesti y Lucius. La verdad es que un poco más y acabo muy mal parada ¡por Eru! Como ya le dije, doctor, algunos de mis invitados han sido más que amigos míos y ese es el caso de Aragorn, porque Lesti es mi marido y Lucius mi pareja. Pues bien, los tres se empeñaron en que querían utilizar el jacuzzi, y mira tú por donde, los tres querían a la misma vez, pero no querían compartirlo con los otros para no hacer mella en su hombría, así que se puede imaginar la escena. Los tres en bañador, con la toalla al hombro.

- Yo lo he dicho primero –protestó Aragorn.

- Eso que tú te lo has creído –contestó Lesti.

- Callaos los dos, asquerosos muggles, yo soy el primero –finalizó Lucius.

Claro, como bien podrá suponer, doctor, esto no tenía pinta de acabar nada bien. Aragorn decía que él tenía que ir primero que para eso era el rey, Lesti que no, que él primero que para eso era vampiro y mi aún marido, y Lucius que el primero que para eso era mi actual novio. Así que podrá suponer que ninguna razón les convencía. Tras un rato discutiendo, pasaron a las amenazas. Lesti les dijo que los iba a achicharrar a los dos con el Don del Fuego (sí, doctor, no se sorprenda, los vampiros poderosos podemos controlar la mente y hacer que las cosas se chamusquen), Lucius que les iba a lanzar un avada kedavra y Aragorn que les enviaría a todo su ejercito. Como las cosas no iban a acabar nada bien y, al fin y al cabo, la casa era mía tanto si la manchaban de sangre como si la quemaban, decidí intervenir.

- A ver ¿qué les pasa a los reyes de la casa? –canturreé.

- ¡Queremos ir al jacuzzi! –contestaron los tres al unísono mientras se lanzaban miradas asesinas.

- ¿Y cuál es el problema? El jacuzzi es muy grande, cogéis vosotros y otros tres más.

- Yo no entro ahí con estos muggles –me contestó Lucius.

- Sí, vamos como si todo un rey como yo tuviera intención de compartir baño contigo –le contestó Aragorn molesto- por cierto, Sybi, creo que Arwen esta vez no se ha traído las sartenes de acero inoxidable, ya sabes, ¿no?, esta casa es muy grande y…

- ¡Pero serás…!

Aragorn no pudo a acabar la frase porque en ese momento los otros dos se le lanzaron al cuello y tuve que intervenir o, al menos, lo intenté. No fue necesario, porque a la vista de lo que estaba ocurriendo, Arwen, Dama de la Sartén de Acero Inoxidable, apareció por allí presta a salvar a su marido. Sacó la batería de viaje y comenzó a pegar sartenazos a todo el mundo. Menos mal que yo estaba a una distancia prudencial, pues de lo contrario, flaco favor le habría hecho a esta vampira ir llena de moratones a la fiesta.

Por si le interesa conocer el resultado, Lucius tiene un ojo morado, Lesti el labio partido y dice que ya no puede alimentarse en condiciones, en cuanto a Aragorn, el pobre tampoco se libró que Arwen ya se lo conoce y acabó con un buen chichón.

Ya ve doctor que debí estar loca para invitarles a todos y… ¡Ay, espere, que me vibra el móvil y tengo que cogerlo! Sybelle, Dama del Don Oscuro al habla… ¿qué? ¿Cómo? ¿Pero qué has hecho qué? Sí ya voy.

Lo siento doctor, tengo que marcharme. Volveré pronto. Era Obi Wan Kenobi, un jedi mundialmente conocido, ya le conoce. ¿Qué quiere un autógrafo suyo? Bueno, bueno, lo intentaré. Pero me marcho, que me ha llamado encerrado en mi habitación. Resulta que estaba hablando tranquilamente con Faramir sobre la Fuerza y esas cosas cuando la loca de Eowyn les vio juntos y se pensó otra cosa. Sí, sé que es raro, pero es que la Escudera de Rohan es muy, pero que muy celosa. Así que nada, el pobre Obi está encerrado en mi habitación intentando librarse de la tunda que la otra le quiere dar con la batería de cocina del club tupperwere.

¿Le importa que salga volando por la ventana? Es para evitarme trayecto innecesario ¡Le llamaré, si consigo aterrizar en condiciones!

Campos Elíseos, 27 de diciembre

¡Ay, doctor! ¡Gracias a Eru que ya pasó Navidad! Si lo llego a saber hubiera hecho caso a Lucius, pero como soy muy mía, pues pasa lo que pasa.

¿Qué quiere que le hable de la fiesta? Ok, veamos ¿por donde empiezo? Lo cierto es que las fiestas en las que solemos participar tanta gente acaban desmadradas, sí, lo sé doctor, pero esto no fue desmadrada, fue peor. ¿Qué anécdota prefiere? ¿La de Pando, Radamantys y Gollum peleándose por el anillo de compromiso de Pando? Sí, ya sabe que Gollum está obsesionado con todos los anillos y cosas brillantes, cual urraca, pues la Dama del Zodiaco no tuvo otra que ir alardeando por toda la fiesta de su enorme pedrusco de compromiso… así que Gollum que lo vio ya no se separó de él en toda la noche.

¿O quizá prefiera la de Andrómaca huyendo despavorida de Yoda? Sí, doctor, Yoda siempre ha estado enamorado de Andro, pero ahora ha decidido que es el momento de conquistarla y que tiene que ser suya a cualquier precio. Así que la pobre se pasó toda la noche así, porque cuando no era Yoda, era Aquiles que le proponía repetir el affaire de aquella época. Y claro, el pobre Héctor pues acosadito por Helena y Bianca toda la noche….

¿Preferiría conocer la noche de Kagura? Porque Armando la pilló por banda, con eso de que ella es un demonio, y toda la noche le estuvo intentando explicar eso del cielo y el infierno, que últimamente anda muy creyente.

Mientras tanto, Eowyn no dejaba que nadie se acercara a Faramir, custodiándole con una olla tamaño extragrande en la mano. Cuando alguno se acercaba a saludar a la pareja, la escudera le saludaba con un chichón de los que dejan marca… ¡incluso a su propio primo! En cambio Arwen tomó unas copitas de más, aunque más bien creo que Aragorn la engañó diciéndole que era limonada y estaba sentada en una mesa babeando ante tanto torso trabajado. De vez en cuando llamaba a algún chico “Ay, guapo, ven aquí que te voy a enseñar de lo que una elfa es capaz”. Eso dejaba terreno libre a Aragorn que se puso a coquetear con todo lo que tuviera minifalda, algo que le llevó a más de un disgusto al descubrir que algunas de las minifaldas con bien formadas piernas correspondían a su propio género.

¡Y qué decir de una! No es que me tuviera que ocupar del servicio, pues los elfos domésticos son de lo más eficientes. Sin embargo, sí que tuve que cuidar de Draco que estaba acosando a Troya y a Rhin, las tenía acorraladas en un rincón diciéndoles todas las riquezas que tenía. A Lucius le perdí de vista casi toda la velada, pero no me extrañó. Se puso esa horrible capa negra con capucha y máscara y se fue a un rincón con los demás mortífagos y su amo. Así que, de esa guisa, quien era la graciosa que le distinguía.

De lo que podía haber sido poco fue. Recibí el acoso de Quien-no-debe-ser-nombrado como de costumbre, aunque en cuanto le dejé con Sauron, todo se arregló. Los dos querían dominar el mundo y tenían un ojo rojo, así que se compenetraron de maravilla y se pusieron a discutir planes malvado-bastardos de dominación.

Cuando a poco me libré, me abordó Anakin Skywalker. Agradecí que se hubiera quitado el casco pero no me gustó ni un pelo eso de que también tuviera los ojos rojos ¿es que a todo el mundo le ha dado por ponerse lentillas de colores?

- ¡Sybelle! –me cogió del brazo y me abrazó.

- ¡Ani, qué alegría verte! –le dije mientras intentaba quitármelo de encima.

Me cogió de la cintura y mientras me sonreía me guió hacia el jardín. Yo creo que estaba utilizando la Fuerza porque yo normalmente no soy tan fácil de convencer, doctor, pero ya no sé, quizá lo de no haber probado ni un sorbo me estaba haciendo efecto, nu sé.

Nos sentamos en un banco y empezamos a hablar de cuando él era tan solo un padawan y estuvimos juntos. Hablamos de que Padmé ya no era un problema y que la Mafia Interestelar, quieras que no, iba viento en popa… ¡hasta se había comprado su propia Estrella de la Muerte!

- Sybelle –me dijo arrodillándose y tomándome de la mano- te dije que algún día volvería a por ti. Cuando fuera un sith respetable y con algo que ofrecerte, volvería.

- Bueno, yo… -¡ay, pero qué había bebido!

- No, dame la mano –me dijo cuando la retiré- ejem, ejem, ahora tengo un puesto de malvado-bastardo más que importante. Soy respetado y ya soy suficiente y puedo ofrecerte muchas cosas. Padmé no es inconveniente. Y Palpatine dice que…

- ¿Palpatine?

- Sí, ¿no le recuerdas? Aquel vejete simpaticón que me enseñó todo lo del Lado Oscuro. Sí es encantador, además cuenta unos chistes que te mueres y…. bueno, pongámonos serios.

- Oye, Ani yo creo que…

- Tú no crees nada –me contestó con Lado oscuro- mira que me surge la ira, el sufrimiento y la madre que los parió y me voy pa el Lado Oscuro, ¿eh?

Total, que entre una cosa y otra, doctor, ahora tengo a un sith afincado en mi casa. Dice que no se va si yo no me voy con él, así que se puede imaginar la cara de Lucius, que me ha prohibido terminantemente celebrar una nueva fiesta. Así que ya ve…

Sí, doctor, por eso vengo vestida así. Anakin se ha empeñado en que tengo que vestir de acuerdo a la moda interestelar, es decir, como ve, vestida con este camisón blanco y con las dos ensaimadas en la cabeza. No sé, al menos cómodo, lo que se dice cómodo, sí que es. Quizá implante esta moda por aquí jejeje.

Pero lo dicho, doctor, ¡a La Fuerza y al Lado Oscuro pongo por testigo que jamás volveré a celebrar otra fiesta de Navidad!

....



Quiero volver a recordar a mi niñas que la fecha de finalización de la entrega de relatos al concurso está a finalizar. Aquellas que no me entreguen los cuentos a tiempo deberan ser penalizadas (un terrible castigo).

3 comentarios:

Momotaro dijo...

Uoh!Uoh!Uoh!
Aquí llego yo! mi historia no es muy cuento de hadas, pero es lo que hay... que una no tenía ni más inspiración y menos tiempo, además, después de las navidades que mis acompañantes me han dado te puedes imaginar... por cierto, ¿te apuntas a la moda interestelar? Sip, hija mida, ahora estoy vestida cual Padmé (por cambiar modeli...) y me siento extraña...¡este Ani!

Por cierto, a mi me ocurre como a Naugrim, que no hay forma..¡me suenan como cuatro canciones a la vez en cuanto entro a tu blog!

Un beso

PD: Qué mal ando de lo mío!! Que la Fuerza te acompañe!! (Y una maratón de Star Wars, que me apetece!)

Anónimo dijo...

Ji, ji, ji, esto me recuerda peligrosamente a las paranoicas historias que nos marcábamos en la Uni. Demasiada testosterona veo yo entre los hombres que invitaste a tu fiesta, querida Sybelle. Será mejor que la próxima vez celebres algo más discretito. Seguro que así te ahorras más de un disgusto.

Ciao!

PD: Siiiiiiiiiiiiiiiiii, logré escribir y mandar la historia dentro de plazo. A ver si la dueña del blog la cuelga en breve y disfrutáis de mi estropicio. ¡Y que no me hagan trampas! Que después de el esfuerzo, me niego a dibujar un 6 y un 4. Aunque, claro, si Kagura me lo pide con ojos melosos puede que sucumba, je, je, je...

Pandora dijo...

Jijijiji!!Yo también he escrito rememorando nuestras viejas historias locas.